La Jonquera, Gerona. 4 de noviembre de 2017 del calendario antiguo. 2:10 de la madrugada (hora aproximada)
Al despertar notó un dolor muy agudo en la nuca. Poco a poco los ojos empezaban a acostumbrarse a la oscuridad y se iba percatando, lentamente, del lugar en que se hallaba. «Estoy en La Jonquera. Llevaba dos libros para que se los aprendiesen mis camaradas y me han detenido. Y de paso, me han atizado con una porra eléctrica. ¡Joder, qué daño!», pensaba, mientras se tocaba con una mano la dolorida nuca. Trató de ponerse en pie. No era nada fácil, después del porrazo que le atizaron y todas las horas que había estado inconsciente. Pero el buen entrenamiento y la camaradería que había logrado en el MAZP consiguieron que se pusiera en pie.
La celda consistía en una especie de «solución habitacional penitenciaria» de dos por dos. Nada de cemento; sólo metal. Trató de acercarse a lo que parecía la puerta; pero en cuanto puso la mano en la puerta sintió cómo una especie de puño de hierro lo arrojaba lejos de la puerta. «¿Ondas gravitacionales en la puerta de un calabozo?», se sorprendió. «¡Curioso!».
La Comisaría de los Mossos no debía de ser muy grande, puesto que él, desde su celda, distinguió al rato dos voces que hablaban entre sí. Una ronca voz de bajo, que debía de corresponder al bruto al que le olía el aliento; la otra, por tanto, pertenecía al «jefe». Por su mente pasó fugazmente la imagen del «jefe». Lo más característico era su mirada: una mirada azul, gélida y taladrante. Una mirada que delataba a un ser capaz de las mayores monstruosidades sin el menor asomo de emoción. El otro claramente era un simple «ejecutor de órdenes», aunque eso sí: las ejecutaba a placer y concienzudamente.
Este pensamiento le deprimió apenas un minuto. Trató de distraerse prestando atención a lo que ocurría a su alrededor. Parecía que el «jefe» estaba hablando por teléfono con alguien, obviamente de mayor graduación que él. En todo el rato no se oía una larga serie de «Sí, señora», «Por supuesto, señora», «Así se hará, señora». El «jefe» colgó el teléfono y luego el soldado Aguador oyó unos pasos que se dirigían hacia su celda. La puerta se abrió y entró el jefe.
— Vine amb mi, pardalet. Et faré unes preguntes i tu me les contestaràs, oi que sí? —dijo, con voz falsamente melosa y tranquila.
El soldado Aguador no respondió. El «jefe» endureció el gesto y masculló:
— Tu mateix, pardalet. Si no em contestes, aquí tenim mètodes per fer-te cantar Els segadors, si cal. Mètodes molt efectius.
El soldado Aguador no pudo evitar un estremecimiento. El Jefe, ahora, cambió al castellano:
— Acompáñanos —ordenó, sin rastro de emoción alguna en su voz.
El Bruto le dio un empujón para que se moviese. Escoltado por los dos, entraron en una habitación completamente desnuda, sin ventanas. Había una mesa y dos sillas.
11 comentarios:
Me temo que no va a pasar un buen rato...
Amigo HDZP:
jejejejeje
Me fascina tu imaginación...
Te he echado de menos, de una forma u otra siempre colocas en mi cara un sonrisa.
Aguador:
Siento haberte metido en este aprieto... Pero recuerda: NO DIGAS NI UNA PALABRA A ESOS CERDOS!
#Amigo Daniel:
Mi comandante, le agradezco haber entrado en sus diarios, aunque si puedo hablar libremente, hubiese preferido entrar a través de un hecho más "glorioso" que un porrazo eléctrico...
xDDDDDDDDD
#Amiga Ángeles:
Ya sabes cómo es esto del escribir. Uno empieza a escribir... y no sabe cuándo ni cómo va a parar, jeje.
Saludos,
Aguador
Estoy imaginando quien está detrás de esa mesa!!! ohhh por Dios
Hombre muerto.Soldado Aguador hay que resistir!
Soldado Pere
Celebro que tu sección haya sido por fin inaugurada. Lo cierto es que sufro por tí compañero espero que logres escapar no sin antes traer los testículos de tus verdugos como trofeo...
Un saludo
Gobierno de la República de Guadalmecín
Bando
El Presidente de la República de Guadalmecín, Nicolás Claudedeu, tras recibir la fatal noticia del cautiverio del soldado Aguador, insta a sus fuerzas armadas a una expedición (¿suicida?) a Cataluña para recuperarle. La lista de enviados a dicha expedición será hecha pública tras la deliveración con capitán Romeo.
Esperamos noticias de nuestro compañero, soldado Aguador.
Tomo nota... jeje
Jeje, "solución habitacional penitenciaria". Qué futuro nos espera...
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